JHARED Miro por la ventana del auto mientras hablo por el auricular con Juliana, quien insiste en ir conmigo al hospital, pero quisiera este momento solo para mí, así que me niego con una excusa barata. —Está bien, ¿vendrás por mí hoy para la mudanza? —pregunta antes de colgar, y suspiro asintiendo como si pudiera verme. —Está bien. —¡Nos vemos! Cuelgo la llamada, mirando en el registro el nombre de Gina. Nos encontramos muy tarde en esta vida… El auto se detiene frente al hospital, y me bajo del auto dándole las gracias a mi chofer. Camino hacia la entrada, encontrándome en ella con el oficial Rusell. —Sr. Rogers —extiende su mano, la cual estrecho con firmeza. —Vengo a visitar a mi amigo… —No se preocupe, solo estoy de custodia; podemos hablar con tranquilidad esta noche. Asiento en respuesta, entrando y deteniéndome en recepción para marcar mi entrada, para continuar mi camino por los largos pasillos silenciosos hasta llegar a su puerta, sintiendo que debería pasar sin to
(JHARED)Ella se aferra de mi mano, reposando en mi hombro su cabeza con una amplia sonrisa llena de felicidad. La puerta de la entrada se abre y mi ama de llaves sonríe alegre de verme, pero al notar a mi invitada, se sorprende, palideciendo un poco.—Se-señor… Bienvenidos —fuerza una sonrisa en su rostro, mirándome confundida.—¡Tú debes ser Nancy! Juliana se acerca a ella abrazándola, para luego apartarse y colocar sus manos sobre los hombros de la señora dando un apretón.—Sí, señora…— Estoy ansiosa de probar tu comida.—Espero que sean de su agrado, pasen, pasen —dice apresurada mi ama de llaves, apartándose y huyendo hacia la cocina.—Creo que se asustó un poco al verme —comenta Juliana entre risas, ingresando a la casa y mirando alrededor con una gran sonrisa—. Maravilloso… Todo sigue igual.Al girar hacia mí, su sonrisa decae al ver mi rostro lleno de confusión, y me mira asombrada riéndose.—Alina me enseñó algunas fotos —comenta caminando hacia el patio trasero lleno de mu
JharedAgarro con fuerza mi cuero cabelludo, tratando de controlar el dolor que siento por los recuerdos que me invaden, que ni el alcohol puede borrar. Sollozo de repente desconsolado, tomando de golpe el contenido restante de mi botella de alcohol. Me levanto sintiendo mi cuerpo tambalearse, pero me apoyo de las paredes como puedo, arrastrándome a la habitación donde aún tengo todo desde aquel momento que las perdí. Ha pasado casi un año, pero el dolor aún no desaparece, es como si mi corazón estuviera rodeado de espinas.Me tumbo en la cama, boca abajo, dejando que el sueño me consuma, dando paso solo a pesadillas. — ¡No, Jhared! —me grita Julia, desesperada empacando algunas prendas, y trato de detenerla agarrando su muñeca.— Julia, no entiendo qué está pasando… solo conversemos —intervengo, y ella mira a un costado evitando mis ojos. — Ya no eres el mismo —suelta con fuerza su muñeca de mi agarre—, tú necesitas despejar la cabeza, al igual que yo —continúa empacando.— Pero e
GINA.Entro a mi departamento molesta, cerrando la puerta de golpe, yendo directo a la encimera de mi cocina, apoyando mis codos en ella, para ocultar mi rostro lleno de frustración al no poder conseguir un p*t* empleo que me ayude a seguir con mi independencia, y más aún cuando me encuentro en una ciudad alejada de mis familiares, acompañada solo por una amiga que me recibió hace un mes en su departamento, y ya han pasado dos meses desde que comencé a vivir sola prestando dinero a varias personas para poder solventar los gastos de comida.— ¿Qué hago? —susurro, y le marco a mi amiga Jenny, buscando ayuda de su parte.— Hola, mi chica —saluda animada con su voz un poco distorsionada por la música que se escucha de fondo—. ¿Celebramos hoy tu nuevo empleo? Camino hacia la nevera abriendo el refrigerador sacando mi pote de helado.— Malas noticias… —le respondo buscando un envase, y seguido de servir una porción grande de helado en una taza, coloco el celular en voz alta para poder come
GINA. Mi amiga chilla emocionada, y aparto el celular por unos segundos para luego colocarlo de nuevo. — Estoy nerviosa —le comento— yo no… — Tranquila, este cliente que te he asignado, lo conozco. Confiable y guapo —me anima, y me quedo callada pensando en todas las cosas malas que pueden pasar. — ¿Te has acostado…? —pregunto frunciendo el ceño al imaginar follarme a un chico que ha estado con mi amiga. — No, para mi desgracia —dice actuando un falso llanto— inténtalo un día, sal de apuros, no creo que el señor Martín quiera esperar más tiempo por el dinero del alquiler. Me quedo unos minutos en silencio, y luego suspiro asintiendo como una tonta, como si ella pudiera verme. — Está bien, ¿dónde está la dirección? — Uno de mis chicos te pasará buscando en unos cinco minutos. Él se encargará de ser transporte. —escucho la voz de mi amiga alegre por mi decisión. — Buen servicio —rio nerviosa, caminando hacia la puerta de la entrada, y justo en ese momento tocan el t
GINA.— ¿Cómo? —le pregunto a mi amiga Jenny mientras salgo con la toalla alrededor de mi torso y el celular en altavoz.— ¡Sí! No fue un desastre, lo hice pagar por la gran mamada que le diste —bromea, y la ignoro secando mi cabello con otra toalla, sintiendo mis mejillas arder al recordar a Jhared—, pero la otra buena noticia es… — No quiero más trabajos, iré a buscar más opciones de empleo —la corto sin darle tiempo de animarme a tomar otro cliente.— ¡Oh, vamos! El hombre está dispuesto a pagar el doble por tus servicios —interviene chillando, emocionada.— No quiero involucrarme con otra persona, esto no es lo mío —le comento buscando mi ropa interior.— ¡Pero es el mismo hombre de ayer! Si funcionó, no terminar tu trabajo —bromea de nuevo.— ¿Cómo? —me detengo agarrando el celular, quitando el altavoz, sintiendo mi corazón acelerarse—. ¿Te llamó de nuevo Jhared? —le pregunto, sentándome en la cama, mordiendo mi labio inferior, nerviosa al recordar a aquel hombre sin camisa, y s
GINA.Caemos desnudos en su cama con la respiración acelerada, al terminar una segunda ronda de buen sexo. Nunca me había sentido tan satisfecha con alguien. Su manera de mirarme y tocarme me hacen sentir la mujer más deseada del planeta. Su mano se mueve encima de mi vientre, erizando mi piel, y continúa su camino hasta mi rostro, acariciando mi labio inferior con su pulgar. Lo miro lamiendo mis labios, deseosa de volver a probar los suyos, y él se da cuenta, pues me sonríe con picardía.— Sé solo mía, Gina —vuelve a decir aquellas palabras en una súplica, y le sonrío como una tonta mordiendo mi labio inferior.— Jhared—susurro su nombre, feliz de que sienta las mismas emociones que siento al verlo, pero las dudas golpean mi cabeza al recordar cómo nos conocimos —pero... — Te pagaré por cada noche que nos encontremos para darnos placer. —Me corta, y al escuchar sus palabras, es como si recibiera un balde de agua fría. ¿Qué esperabas, Gina? ¿Qué te bajará la luna porque le abriste
JHARED Al pasar unos pocos días, me reúno con mi amigo Bram en la cafetería. Un lugar que se ha vuelto tradición, y más aún cuando me he dado cuenta de que hablar con él me ayuda a no sentirme tan ansioso al no encontrar solución del caso de mi esposa.— Bien, está bien —deja de beber su café soltando un suspiro—, mis hombres están realizando la última búsqueda río abajo...— Está bien, ¿qué han encontrado? —le pregunto ansioso, apretando un poco el vaso en mi mano. — Nada. Mi superior quiere dar el caso por per...— Prometiste que la encontrarías —le espeto furioso golpeando el vaso contra la mesa.— Jhared—me reprende, y aprieto los dientes tratando de controlar mi molestia, que es más dirigida hacia mí que a él.— Lo siento, yo... —suspiro pasando las manos por mi cabello— necesito...— Lo sé, hermano —palmea mi hombro—, sabes que trataré de hacer todo lo posible para encontrarla...Asiento, cerrando mis ojos por unos segundos, recordando otro de aquellos días antes de que las pe