CAPÍTULO CATORCE: SIN OTRA OPCIÓN.
Matthew Vaughn.
Mi oficina, un santuario de orden y control, se había convertido en un campo de batalla en los últimos tres días. Eran las primeras horas de la madrugada del miércoles, y el aire estaba pesado con el aroma a café recalentado y la frustración que emanaba de cada rincón.
—Lo siento, hermano —me disculpé con Ethan, apoyado sobre el escritorio con la cabeza gacha—. Por tenerte aquí en vez de darte otra bienvenida.
Levanté la cabeza para mirarlo a los ojos con profunda vergüenza.
—Olvídalo por un momento —dijo él, restándole importancia—. Ya tendremos tiempo. Lo importante es ahora.
Asentí. Las pilas de documentos se apilaban sobre el escritorio y el suelo, cada hoja era un testimonio de la verdad amarga que mi padre me había ocultado. Ethan, mi amigo, mi hermano, había llegado en el momento perfecto para unirse a esta guerra. Con la misma seriedad que yo, se había sumergido en los números, en cada cuenta, nacional e internacional, en