Brihana Kazcanov se encontraba en el centro médico más prestigioso de la ciudad, un lugar donde las paredes blancas y el aroma a desinfectante parecían absorber cualquier rastro de humanidad. Había llegado temprano, con su característico porte elegante, pero con un rostro que denotaba preocupación. Sabía que su nombre y reputación le abrirían puertas, pero esta vez no se trataba de una simple visita social o de un evento de caridad. Había vidas en juego, y ella estaba decidida a encontrar respuestas.
Los médicos la recibieron con respeto, incluso con un leve nerviosismo. Después de todo, Brihana era una figura pública, una embajadora de marcas de lujo, y una mujer que no aceptaba un "no" como respuesta.
"Señorita Kazcanov, es un honor tenerla aquí" —dijo uno de los doctores, un hombre mayor con cabello canoso y gafas gruesas—. "¿En qué podemos ayudarla?"
Ella respiró hondo, dejando de lado cualquier formalidad."Doctor, necesito hablar con los pacientes que han reportado reacciones alé