La Casa de la Noche
Marsella
Siena bajó los ojos celebrando no ser, por esta ocasión, el objeto de la mirada iracunda con la que el regente fulminaba a cada uno de los jefes de escuadrón presentes en la sala. Por tercera vez en una semana la seguridad de la mansión de la noche había sido violada, y en quinientos años nunca habían sufrido derrotas tan seguidas y aplastantes como aquellas.
Casi parecía una invitación al mundo de la noche, una prueba de que eran capaces de hacer su voluntad a pesar de las disposiciones del regente de las Razas.
_ Señor, no tengo forma de justificar este atraco… _ intentó decir la Primera Oficial cuando Ius concluyó la reprimenda a sus altos mandos, pero un gesto suyo la interrumpió.
_ ¡Tú no tienes nada que justificar, Siena, estabas fuera de servicio! Adem&