Monserrat no podía evitar sentirse contenta en su corazón, su esposo la había elegido a ella desde el principio.

El solamente había ido a esa cita para ponerle las cosas en claro a la mujer que había ordenado que la lastimaran.

— Me dolió mucho cuando te vi con ella en las fotos. Tú sabías como esa mujer hizo que me hicieran daño, no podía encontrar respuestas a tu encuentro con ella, todas las que se me ocurrían me hacían doler el pecho.

— Lo lamento, fue solo que no quise que te sintieras amenazada por alguien que no significa nada para mí, y en mi afán de hacerlo terminé lastimándote. Parece que eso me sale muy bien, aunque es lo que menos deseo.

— No quiero que cosas como estas se vuelvan a repetir, me molesta no saber en dónde estoy parada, ignorar lo que pasa con mi marido, si vamos a hacer esto, quiero que lo hagamos juntos, que llevemos un matrimonio unido, dónde no nos guardemos secretos.

El Jeque se quedó en silencio, ¿No tenía él un difícil secreto que oculta