Nadie va contra las decisiones del Jeque.
Al final los dos hombres se marcharon, pero el Jeque dejó a dos guardaespaldas para que cuidaran de su mujer, era verdad que Rusia, era bastante peligrosa, sobre todo para una mujer jóven y hermosa como lo era Monserrat.
Apenas el Jeque entregó al regordeto Rafael a sus padres, fue a su recámara para hacer una llamada.
— Alejandro, ¿Qué ha pasado con tu esposa, ella ya te perdonó?
— No he regresado a la mansión Ali, ¿Eso que es lo que te dice?
— Entiendo, por tu negro humor ella debió de haberte mandado al diablo. Mi nuera te vió en una situación muy comprometedora, ¿Cómo va a perdonarte tan fácilmente?
— No lo sé, ¿Mejor dime si ya hiciste lo que te pedí?
— Si, ya está hecho, me costó un poco pero al final se hicieron las cosas como pediste, el paquete ya está en camino.
— Bien, ahora quiero que vayas por mi madre y la pongas al teléfono.
— ¿A tu madre? Oh, ella viene llegando, ¿La quieres saludar?. Arame, tu hijo está en la línea.
— Alejandro hijo, ¿Cómo est