El Jeque interrumpe la cita.
En medio de la noche, y burlando la seguridad, Sergey había visitado a Monserrat en el hospital, solo quería saber cómo se encontraba, había estado preocupado por ella desde que la hirieron.
Solo que no pudo hablarle, la ojiazul estaba dormida, solo se aseguró de que estaba bien y se marchó.
En su coche, el Jeque y su asistente esperaban muy cerca de la salida del hospital a que la señora Ali saliera, ella se veía tan hermosa y elegante que el apuesto ojiverde sintió que el corazón se le aceleraba.
Ese hombre amaba a su esposa profundamente, y era casi insoportable sentirse rechazado por ella, mucho más saber que se reuniría con alguien, incluso sentía celos de ese alguien sin siquiera saber de quién se trataba.
— Síguela Amy, no la pierdas.
A distancia los hombres procuraron no perder el taxi, habían pasado algunos treinta minutos cuando lo vieron detenerse frente a un lindo y exclusivo café. Monserrat bajó del auto y entró a ese lugar.
Desde fuera pero sin ser notado