Vladish se lleva a Elizabeth.

El rey de los vampiros no perdió más el tiempo, él hizo dormir a la bella platinada, no quería que lo viera en ese momento, no es que fuera a perder su atractivo, pero si cambiaría algunas cosas.

De su espalda salieron dos alas negras, alas que nunca mostraba a nadie, era su secreto mejor guardado. Su mirada se oscureció, dos colmillos se asomaron por sus carnosos labios, el sin duda aterraría a la doctora si lo viese así, con esa aura tan letal e infernal. Recogió en sus brazos a Elizabeth y salió volando por un gran ventanal con ella.

Mientras tanto en el salón, ajeno a lo que estaba pasando y que el vampiro se había llevado ya a la futura madre de su hijo. El Alfa y la delta tomaban su lugar frente a la mesa donde firmarían el documento que los haría esposos para toda la eternidad.

La delta que sí, era muy bella, sensual, alta, y que imponía con su presencia, sonreía con arrogancia, nadie había logrado sabotear su llegada al trono, ni siquiera su arranque cuando quiso mata
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