El padre de tu hijo es un hombre lobo.
Un par de horas después los Alfas revisaban unos documentos, ellos tenían que tener todo en órden, el reino, y su negocio de mafia.
Habían estado en el bar trabajando, pero de pronto el Alfa sintió un poco de escalofríos en su pelaje, cosa que le extrañó bastante.
— ¿A cuantos grados estamos? Acabo de sentir escalofríos.
— Si está fresco, pero no para nosotros, todavía no llegamos a la parte más fría del vuelo. Pero... ¿Tú desde cuándo sientes escalofríos? — Emiliano enarcaba una ceja, eso sí que era inusual.
Los betas y los jóvenes Alfas vieron salir al rey, él iba a asegurarse de que la doctora estaba bien, pero la encontró tiritando, una de las azafatas le había proporcionado un manta, pero al parecer no había sido suficiente, la mujer temblaba de frío.
— Elizabeth... Elizabeth, ¿Me escuchas? — La llamaba el lobo.
— Damiano, tengo mucho frío, me está doliendo el estómago... — Ella respondió adormilada, el cachorro ya le había consumido las energías que tenía.
— V