Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl refugio estaba sumido en un silencio tenso, demasiado denso para ser natural. Afuera, los guerreros de la Luna de Plata se movilizaban como una sola fuerza, cerrando perímetros, olfateando el aire, vigilando cada sombra. La alerta había sido real. Una amenaza se acercaba.
Y aun así, lo que más inquietaba a Amelia no era el enemigo externo.
Era él.
Era Kael.Era ese lazo que seguía tirando de su interior como un hilo encendido, envolviéndole el esternón y apretando cada vez que intentaba ignorarlo.Dorian estaba a unos metros, recostado contra la pared, brazos cruzados, vigilante. Tenía la expresión serena que siempre le caracterizaba, pero Amelia sabía que estaba en guardia. Ella también. Todos lo estaban.
No era la primera vez que la manada recibía una amenaza, pero sí la primera desde su despertar… y la primera en la que ella misma era c







