C38-DORMIREMOS JUNTOS.
Sofía entró al vestíbulo sin mirar atrás; sin embargo, el sonido firme de los pasos de Draxel la alcanzó en segundos. Él la tomó del brazo con cuidado, aunque su agarre tenía ese punto posesivo que la sacaba de quicio.
—Oye —murmuró él, inclinándose hacia su oído—, si sigues tan brava, este niño va a nacer haciendo berrinche. Igual que su mamá.
Sofía le rodó los ojos tan fuerte que casi vio su propio cerebro.
—Suelta —masculló ella.
—No. Me encanta cuando te enojas. Te ves… viva —respondió él con una sonrisa descarada.
Ella ya iba a darle un codazo cuando alguien se interpuso frente a ellos.
Era un hombre alto, de cabello castaño peinado hacia atrás y ojos aguamarina. Les dio una sonrisa tan encantadora que parecía sacada de un anuncio de perfume caro. Llevaba un abrigo largo, elegante, de estilo clásico. Su estilo era “old money” por donde se lo mirara.
—Draxel, al fin —saludó el hombre, abriendo los brazos como si estuviera recibiendo a un rey.