Cara se tensó debajo del gran cuerpo masculino, porque la idea de verlo con otra mujer era insoportable para ella. Sintió un fuerte dolor en pecho, un vacío inmenso.
—Acepto tu reto —fue lo único que pudo decir.
Él le dio una sonrisa ladeada, porque se dio cuenta de que aunque las palabras salieron de manera espontánea, Cara quería retractarse, y que lo condenaran en el infierno si lo permitía.
—No esperaba menos de ti, agapi —susurró.
Luego se fundieron en un beso en donde ni siquiera recordaban que estaban en un avión a más de tres mil doscientos metros de altura. Sus lenguas se anudaron en una lucha de poder, en donde los dos salieron vencidos, ya que fue la pasión quien les ganó. Cara se aferró a los mechones cortos de su cabello, y lo acercaba más hacia ella. Aunque estaban demasiado cerca, todavía sentía que no tenía suficiente, en ese momento lo quería completamente para ella.
Las manos ansiosas de Bastiaan se deslizaron por su cuerpo, y por donde pasaba hacía que su sangre