Cara no podía creer las casualidades de la vida, encontrarse a Bastiaan después de tanto tiempo. Seguía siendo atractivo, tenía que reconocer que él podía demandarla por acosadora, ya que lo seguía en todas las redes sociales. Su curiosidad era por saber si existía alguna mujer en su vida, podía preguntarle directamente a Astrid. Pero por nada del mundo quería que se enterara lo que había ocurrido entre ellos.
Dio un suspiro, salió prácticamente que corriendo de la oficina de Tito en el mismo momento en que le dijo que podía hacerlo. Las piernas todavía le temblaban, mientras que su boca estaba seca, pero no sabía si era por la resaca o porque se moría por los besos de Bastiaan.
Estaba en el área de recreación de la empresa, sentada tomándose un café. Cuando de pronto la puerta se abrió, Cara estaba de espaldas a la entrada. No podía ver, pero sabía quién era, puesto que su perfume llegó hasta sus fosas nasales.
—Ah, con aquí es en donde te estás escondiendo de mí —Bastiaan no pr