No, no fue así. Rita e Isabelle eran simplemente mis hermanas y de todos los problemas por los que pasamos a lo largo de nuestras vidas, la falta de amor no fue uno de ellos.
Ambos me abrazaron y esta vez no me derrumbé, tratando de ser fuerte.
- ¿Cómo... ¿Has acabado aquí? - preguntó Rita.
- Me pidió que viniera... A cenar los dos solos... - Sonreí, recordando lo emocionado que estaba mi padre... Comeríamos pescado y patatas fritas, como en los viejos tiempos...
- ¿Cómo murió? - preguntó Isabelle.
- Un disparo... En el pecho... Si no fue en el corazón, estuvo muy cerca.
- ¿Conseguiste su teléfono móvil?
- ¡No! ¿Crees que lo recordaba en ese momento?
- La policía debe haberlos atrapado entonces... ¡Maldita sea!
Me di cuenta de que Rita había estado llorando porque sus ojos se habían enrojecido. Pero Isabelle seguía firme y quería averiguar qué había pasado, parecía más preocupada que la policía.
Gabe se acercó a nosotros:
- Chuchu... Tendrás que ir a la comisaría y explicar cómo encon