Golpeé nerviosamente la mesa del médico con la punta de los dedos. Era como si tuviera que hacerlo inmediatamente o Olivia moriría. Nunca había visto tanta necesidad de hacer algo en mi vida para salvar a alguien.
El médico, con el que ya me había reunido en otras ocasiones para consultas rutinarias, examinó detenidamente mi historial médico antes de decir:
- ¿Por qué quiere hacerse una vasectomía, Sr. Clifford?
- Porque no quiero tener hijos. - Fue mi respuesta obvia, que salió cortante y helada.
- Perfecto, hoy no quieres tener hijos. Pero, ¿y si dentro de 15 años cambias de opinión? O peor: ¿y si mañana tienes un accidente y pierdes los testículos?
- Estaré agradecido por mi mala suerte. - Yo era sincero - En cuanto al hecho de que podría cambiar de opinión ... Eso no sucederá. Estoy seguro de mi decisión.
- ¿Ha pensado en congelar su esperma antes de someterse a una vasectomía?
- No, no lo he pensado. De verdad que no quiero tener hijos. - le aseguré una vez más, insegura de que e