Estaba prácticamente ciego de odio. Cogí a Olivia y me la eché al hombro, llevándomela de allí a un lugar que no sabía dónde. Lo único que quería era esconderla de todo el mundo... Y esconderme con ella, después de toda la vergüenza que me había hecho pasar.
Chuchu guiaba el camino, con la barbilla apoyada en mi espalda mientras yo movía el cuerpo por el sendero. No parecía nada alterada por la situación.
Lo leí en la puerta de la SALA DEL CAFÉ y, cuando la abrí, me encontré con dos mujeres que saltaron aterrorizadas al verme.
- ¡Fuera de aquí, ahora! - grité, haciéndolos desaparecer de mi vista en cuestión de segundos.
Puse a Olivia en la encimera, junto a la cafetera, y me quedé mirándola:
- Voy a matarla. - Hablé despacio, saboreando cada palabra como si realmente pudiera exterminarla de mi vida.
Me cogió la mano y se la puso alrededor del cuello. Su mirada se clavó en la mía, atrayente, provocativa, llena de intención.
- Me gusta así... - La voz sonó lánguida, en un gemido que me