- ¿Y los muebles? ¿Y nuestra casa? - El mocoso más joven de los Abertton quería saber - Me robaste a mi hermana... Tienes que cumplir tu promesa.
- Tendrán una casa y muebles... Pero tú te lo mereces, cariño. Por cierto, ¿todos sois así de aburridos? - Miré a Ernest- Puedo entender tu vida caótica. Yo misma querría acabar con la mía si tuviera que convivir todos los días con gente así. ¡Tu familia es horrible! - No pude evitar la expresión de náusea en mi rostro - Te veré en la ceremonia. El acuerdo prenupcial te será enviado de antemano. No pagaré un abogado para que entiendas los detalles. Pero como los Abertton no tienen nada que perder, sé que devolverás los documentos firmados. Ahora, ¡fuera de mi casa!
En cuanto todos se fueron, agarré a Jorel por el cuello de la camisa, que ya había abierto media docena de botones para presumir ante la chica:
- No vales nada, hijo de puta. - Grité, y si fuera un animal me comería tu riñón ahora mismo.
- ¿Por qué? - parecía que se le iban a sali