Volver a estar en un Ferrari con Jorel no me traía buenos recuerdos. Aunque seguía vivo, el último viaje en ascensor que había hecho con él había sido un susto.
- ¿Has... ¿Beber? - me oí preguntar, con aprensión.
- No... ¡Claro que no! - No volveré a cometer el mismo error, no te preocupes.
Recordé que Gabe había comentado que su hermano era un borracho adicto al juego, y yo no era tan estúpida como para saber que cualquier tipo de adicción no se acaba de la noche a la mañana. Aun así, si Jorel bebía en el club, no volvería con él.
No vestía mal. Pero siempre me ha gustado mucho el color. Excepto mi vestido de novia, que en realidad era para demostrar artísticamente mi estado emocional "morado", solía tener una idea de lo que me quedaba bien y lo que no. La elección del vestido de tul rosa no fue aleatoria, entre otras cosas porque el rosa era uno de mis colores favoritos, junto con el naranja y el amarillo. Y sabía que Babilonia era el tipo de lugar al que sólo iban las personas econ