CAPÍTULO 18: EL CHOQUE
Elena
El mundo se me congela cuando veo a Sonya Hastings.
Sigue teniendo la misma mirada, no ha cambiado en cinco años. La misma con la que me arrinconó en la panadería cuando me hizo sentir que no valía nada, cuando me obligó a elegir entre Jacob y mi familia. Esa sonrisa casi invisible en sus labios sigue siendo igual: impecable, elegante, pero envenenada. Como si se complaciera en recordarme que siempre tuvo el poder.
Yo, en cambio, vuelvo a sentirme pequeña como aquella vez. Una mujer joven con las manos manchadas de harina, incapaz de defenderse contra la dama perfecta que la observaba con asco. Vuelvo a escuchar su voz calmada, la que no necesitaba alzar el tono para destruirme, la que me ofreció dinero por irme y me amenazó con arruinar a todos los que amaba.
—¿Qué haces tú aquí? —pregunta ahora, con esa entonación que no necesita gritar para sonar como un veredicto.
Me paralizo. Su voz me devuelve a esa tarde de horror en la que casi pierdo a mi tío. La b