[DANA]
Casi como si fuera un sueño, abrí mis ojos esa mañana y, por primera vez en mucho tiempo, el sol brillaba de verdad. Luego de aquella tormenta tan larga, nos regalaba un amanecer radiante.
Me estiré en la cama y me di la vuelta, dispuesta a mejorar mi día, abrazándome al cuerpo del amor de mi vida… pero no estaba.
¿Por qué no estaba?
Me levanté, completamente desnuda, y caminé por la habitación buscando a Daniel en el baño, pero tampoco estaba ahí.
Lo busqué en el clóset… nop.
Lo busqué debajo de la cama… tampoco.
Lo busqué en el despacho anexo a la enorme habitación… tampoco.
¿A dónde rayos podía haberse metido?
Caminé sin emitir ruido hasta el cuarto principal, que era el que él ocupaba, y tomé un bóxer y una camisa de su guardarropa. Ese sujeto era, en serio, extremadamente ordenado.
Aprovechando que estaba en su habitación, curioseé las fotos en los marcos. Ayer no había tenido tiempo de hacerlo, con todo el ajetreo de nuestra intensa discusión.
La mayoría eran de las niñas