[DANIEL]
Doy la vuelta y la miro.
Está parada detrás de mí, con el suero lleno de sangre porque no lo levanta bien, el rostro lleno de rasguños y el cabello hecho un desastre.
Eso… y que la bata del hospital no le favorece en lo absoluto.
Vuelvo a mirar el cadáver que tengo enfrente, con una etiqueta que lleva su nombre y el rostro completamente desfigurado. Luego la vuelvo a mirar a ella.
Dana frunce el ceño, extrañada, ladea la cabeza sin entender por qué la miro con horror… y por qué al cadáver a mi lado, con aún más horror.
—¿Qué no estabas muerta? —le pregunto, con cierto reclamo en la voz.
En realidad estaba llorando… pero eso nadie tiene por qué saberlo. Mucho menos ella. Si se da cuenta, es capaz de fastidiarme la vida entera.
—Espera… ¿¡Lo de “tonta” era para mí!? ¡Idiota! ¡Aayy! —hace una mueca de dolor y lleva una mano al abdomen.
Me levanto de inmediato y la sostengo en brazos.
—Deja de sobresaltarte, ¿quieres? Y no, se lo decía a ella —señalo el cadáver—...pensando que er