DANA
¡Perfecto! ¿Que no le importa? ¡Pues bien por mí! No tengo por qué soportar los cambios de humor de ese ingrato... patán... despreciable y... y... ¡sexy idiota!
Paso mis manos por el rostro, doy saltos, grito y lanzo los cojines del sofá al suelo.
—¡Maldito idiota! ¡Ya me tiene harta!
Tenía tiempo de no hacer una “SR”, pero esta ocasión lo amerita.
Bueno... no me siento más tranquila, pero tampoco...
No. Definitivamente no me siento más tranquila.
¡Quiero ahorcarlo!
¡Bueno, no! Más bien tengo ganas de improvisar un laboratorio, luego crear una máquina del tiempo con las figuritas de juguete que vienen en el cereal, secuestrar a Daniel, meterlo en el maletero del auto y, al llegar a casa, entrar al laboratorio improvisado, amarrarlo a una silla con el lazo que le robaré a algún vecino del jardín, meterlo en la máquina del tiempo y viajar a la fecha exacta del 16 de julio de 1969. Una vez ahí, violar la seguridad de la NASA, escribir una nota —con el lapicero que le robaré a alguie