Esto es un error. Un tonto e innecesario error
[DANA]
Bajamos al restaurante del hotel, donde —en teoría— debería estar esperándonos el nuevo socio que, para mi desgracia, no es otro que Daniel White.
—Qué extraño —murmura Max.
Estamos justo en la mesa que se había reservado para el desayuno ejecutivo con White.
Pero el idiota aún no ha llegado.
Y quizá, ni siquiera...
—Buenos días.
...llegue.
—Daniel... señorita Kingsley, los esperábamos.
Max los saluda con tanta amabilidad como la que Daniel White no se merece. Y luego está la presumida y lagartona que trae por acompañante.
—Ella es mi prometida, Dana Park —me presenta Max, presumiéndome con el tono de su voz.
No lo merezco...
No merezco a este hombre...
¿Cómo puedo tener la dicha de tenerlo a mi lado, dispuesto a hacerse cargo de mi hijo, y aún así seguir pensando en el tarado de enfrente, que no aparta su mirada de mí?
Busco escapar de aquella mirada tan intensa, pero... no puedo. Me llama, me atrae, me controla.
—Su prometida es muy hermosa —dice el muy descarado.
¡Diantres!