TOBIAS SALVATORE
Miro mi reloj serciorandome de la hora, mientras me encamino hacia la salida, pero al poner un pie fuera del Jet privado mi humor empeora. Y solo sigue en aumento cuando tengo que ponerme unos lentes oscuros para que el sol no me calcine las retinas, más no impide que el clima me recuerde que estoy en tierras extranjeras. En territorio enemigo.
Con la brisa otoñal acariciando mi cabello oculto mis manos en los bolsillos del traje negro azulado y mis deseos asesinos con una expresión indescifrable al pisar oficialmente Italia.
Dos camionetas Rolls-Royce Cullinan con los vidrios polarizados nos esperan junto a dos de mis soldados, que agachan la cabeza al tenerme en frente.
Paseo la vista por los alrededores, es difícil no percatarse la de falta gente.
— ¿Dónde está el resto? — brama Andrew uno de los Killer que hacen de escoltas, y no es él único que se pone alerta por el hecho.
《 ¿Debería hacer lo mismo? 》
No, si ése infeliz quisiera matarme vendría él mismo y si