No, habían mencionado que el lugar le pertenecía a una tal Elena. ¿O era Eleanna? Ya no estaba segura.
Sin embargo, algo me decía que también era de Donovan. ¿Quizás un treinta por ciento de las acciones eran suyas? Eso sonaba a algo que él haría.
—Ve con Elliot —señaló hacia la figura que esperaba en la puerta—. Yo me encargaré de un par de cosas por aquí primero, vendré por ustedes apenas sea la hora. Quizás podamos almorzar juntos.
—Gracias —alcancé a pronunciar antes de que empezara alejarse—. Buenos días, Elliot.
Llevaba puesto un uniforme azul oscuro, muy elegante. Su cabello castaño estaba bien peinado, con unos ojos color miel que a veces parecían cambiar de color. Se veía tan serio que entendía porque al vampiro le gustaba tanto tomarle el pelo.
Todo en él se veía imponente. Por un segundo, incluso creí que podía ver algo brillante a su alrededor, pero luego de parpadear, ya no estaba ahí. La magia era interesante, quería aprender mucho más de ella. Me sonrió un poco, saludan