Natasha
La cabeza de Marcos aparece por la puerta. Su expresión es contraída mientras se frota la frente frenéticamente.
"Lo enviaré directamente", le digo, haciéndole señas para que entre.
Entra y se deja caer en la silla frente a mi escritorio. Todo su cuerpo rezuma tensión, incluida la vena que le late con fuerza en la frente.
Dejo el teléfono y me inclino hacia delante, apoyando mis antebrazos sobre el escritorio.
"El asistente personal de Callahan", digo sonriendo.
Estamos tan cerca que puedo sentirlo.
"¿Qué puedo hacer por usted?", le pregunto sonriéndole, sin querer sacar conclusiones precipitadas.
"He..." Marcos tartamudea antes de pasarse una mano por el pelo. "Acabo de recibir una llamada del gerente de El Castillo", dice. "Ha habido un incidente".
Ya casi es hora de ir a casa. ¿Qué puede ser tan importante como para que llamen a Marcos al trabajo y no esperen a que llegue? Mi mente se acelera. ¿Qué incidente? ¿Un accidente? ¿Un incendio?
—El sistema de rociadores del piso v