—Miserable punk, tan ansioso por encontrarte con tu creador: entonces hazlo por tu cuenta y deja de arrastrarnos contigo.
El tío de Sofía gruñó, rabia bombeando por sus venas, listo para golpear a Álex sin pensarlo dos veces.
—Tienes muchas agallas, Álex. Los Kane te perdonaron por pura lástima, ¿y aún escupes esta mierda? ¿Estás tan desesperado por que te maten?
Escupió Jack, desprecio retorciendo sus facciones.
Todos veían a Álex como un bocón desquiciado.
Todos acababan de resolver sus diferencias, ¿entonces por qué demonios estaba pateando el nido de avispas otra vez?
Si provocaba a los Kane, ¿quién cargaría con el peso cuando contraatacaran?
Charles podría sacarlos una vez, pero si Álex rompía esa tregua frágil, nadie vendría al rescate la próxima vez.
No querían nada más que enterrar a Álex dos metros bajo tierra.
—¿Está mal exigir una disculpa de alguien que te atacó? ¿Estoy fuera de lugar? De cualquier manera, ¿no pueden ver que ya está arrodillada como si hubiera estado practi