44. PASANDO EL UMBRAL
NARRADORA
A solo unos pasos de la victoria, se encontró de nuevo con un problema.
Había llegado a un cuadrado a salvo, pero estaba demasiado lejos de la puerta. Para alcanzarla, debía pasar por un terreno ardiendo en brasas.
Se paró en el borde, el calor abrasador le hizo arder el rostro, chamusqueando los vellos de los brazos.
Subió aún más el trapo manchado de sangre sobre su cara, las púas de su arma estaban llenas de despojos.
Miró de nuevo hacia arriba. No podía ver a Lorien, el humo se elevaba creando una capa que apenas dejaba ver el cielo, pero sabía que ella lo observaba.
Entonces, el sonido espectral de la puerta gigante retumbó, paralizando el campo de batalla.
Alguien había logrado pasar.
El sentido de urgencia vibró en el corazón de los luchadores.
Damon no tenía otra salida. Solo podía avanzar por las brasas y quemarse todas las piernas, literal se las despellejaría al rojo vivo.
Al menos no eran llamaradas de fuego, pero en eso…
—Espera… por favor, sálvame… ayúdame, sol