Capítulo 75— Donde tiemblan las piernas y también el alma
(Punto de vista: Sofía Rojas)
La puerta del hospital se abrió antes de que mi mano pudiera rozar el picaporte.
Adrián estaba ahí. Su rostro… no era el que yo conocía. Había algo en su mirada, una mezcla de desvelo y angustia, como si hubiera visto algo que lo había roto por dentro. Sus ojos, oscuros, parecían arrastrar sombras que jamás le había visto.
Isabel me sostenía del brazo derecho, Fabián del izquierdo. Aun así, mis piernas parecían de plomo; cada paso era una lucha contra esa sensación de vacío que empezaba a instalarse en mi pecho.
—¿Dónde está? —pregunté. Mi voz era apenas un hilo, temblorosa, pero cortaba el silencio como un cristal roto.
Adrián dio un paso hacia mí. Su voz vaciló antes de pronunciar mi nombre.
—Sofía… —suavizó el tono, como si cada sílaba pesara toneladas—. Por favor… vení, siéntate un momento… mi amor.
Ese “mi amor” sonó como un intento desesperado de contenerme, pero solo me encend