Capítulo 56 — El mensaje que sí dolió
(Punto de vista: Sofía)
La tarde había caído sin hacer ruido, como si el día supiera que Sofía no tenía fuerzas ni para abrir las cortinas.
La casa estaba en silencio.
Pero no ese silencio calmo que a veces se agradece.
Era un silencio pesado, denso…
Un silencio lleno de cosas que no se dicen, de preguntas que no se contestan, de dolores que no se curan.
Estaba recostada en el sillón, con una manta cubriéndole las piernas y el celular cargando a su lado. El cansancio del embarazo se le notaba en la piel, en los ojos, en la forma en que le costaba levantarse. Pero más que su cuerpo… lo que más le dolía era la cabeza. Y el corazón.
Adrián.
Otra vez Adrián.
Siempre Adrián.
El día anterior habían discutido por un mensaje. Uno solo.
Uno que le pinchó el alma como una aguja fina y traicionera.
No pensó que todavía le podía doler tanto.
No pensó que aún le afectaría.
Pero dolía.
Claro que dolía.
Y peor todavía: le dolían los celos.
Los celos que creía ya