CAPÍTULO — SOSPECHAS YCELOS
El día arrancó torcido antes de las ocho. En realidad, ya venía mal desde la noche anterior, cuando Milagros recibió el mensaje de la secretaria de Ayden diciéndole que tenían que hablar con urgencia.
Ni siquiera había terminado el café cuando el celular volvió a vibrar sobre la mesa, avanzando un par de centímetros por el golpe con el que ella lo agarró.
Era Marta, la secretaria nueva que había aceptado casi a regañadientes por presión de Adrián. Una mujer mayor, seria, de las de antes, imposible de manipular. La antigua secretaria de Ayden había sido enviada a la oficina de Adrián Castel; con él, no quería problemas.
El mensaje era claro, conciso y nada tranquilizador:
> “Doctora, disculpe la hora.
Tenemos otro lío en Castell Group.
Debe venir YA. Es grave.”
Milagros cerró los ojos un segundo, respiró hondo y masculló entre dientes:
—Genial. Otro incendio más.
Se ató el cabello en un rodete rápido, se acomodó el blazer, recogió la tabl