Capítulo — El control más esperado
La sala del consultorio pediátrico olía a limpio ,a perfume de bebé y a ternura. En las paredes, dibujos de animales y colores vivos parecían recibir a cada familia como si se tratara de una fiesta. Sofía acomodaba en brazos a Ayden, que con sus cuatro meses se veía más despierto que nunca, moviendo las piernitas y balbuceando como si quisiera dar su propia opinión sobre la visita a ver a su amigo el doctor.
Adrián estaba a su lado, con esa mezcla de orgullo y nerviosismo que ya era parte de cada control. Era CEO, empresario, hombre de decisiones difíciles, pero cada vez que entraba al consultorio de un pediatra se volvía un papá común, vulnerable, pendiente de cada gesto, de cada palabra que pudiera definir la salud de su hijo.
Damián Torres los recibió con una sonrisa cálida. Vestía su bata blanca, el estetoscopio colgando como una extensión natural de su ser. Tenía esa paciencia de pediatra que no se aprende en libros, sino en años de abrazar la