Por Gonzalo
-Gonzalo, no me importan las clases sociales, solo quiero que seas feliz, que no repitas mi error, lo pagás por el resto de tu vida, te lo aseguro.
-¿Quién era la mujer?
Yo también soy directo.
-Una mucama…la tía de Aby.
-¿Tía de Aby? ¿La conozco? ¿Fue tu amante?
-No podría llamarla amante y el día que me casé con tu madre, ella dejó la mansión, no la volví a ver, Jorge, el padre de Aby, siempre me aseguró que no sabía en dónde estaba su hermana, la busqué por cielo y tierra y nunca supe de ella, cuando me separé de tu madre, reinicié la búsqueda, estaba dispuesto a casarme con ella, no hay día en que no me arrepienta de haberla perdido.
-Yo no lo sabía.
-Tu madre también se había dado cuenta que Silvana me sacaba el aire, la maltrataba todo el tiempo y yo, cobardemente, lo permitía y cedí ante las presiones, creeme, no valió la pena y de verdad, lo único que me daba felicidad, era haberte tenido a vos.
Abracé a mi padre.
Sentí su dolor.
Comprendí su trato con el personal