Los rayos de sol que entraron por la ventana lo despertaron, su espalda ardía y sentía los labios hinchados ¡no podía creer lo que paso entre su princesa y el! la noche anterior, fue algo tan sublime que jamás podra olvidarlo, era algo que había añorado y sin presionar llego a el, la satisfacción que sentia nadie se la quitaba, se levanto despacio para no despertarla, la miro un largo rato antes de dirigirse al baño, camino a la cocina, un día tan memorable debe cerrarse con broche de oro y el desayuno es lo primordial, preparo algo sencillo (sus dotes de cocina no son extensos) lo llevo en silencio, la princesa aún dormía profundamente, le beso los labios despacio y ese se removió haciendo un puchero, lo que salió de su boca lo desbarato por completo
— Déjame dormir Stefano, hoy no trabajo
— No soy Stefano, lo siento
La ira se apoderó de Agustin, la sostuvo de los brazos y la sento para que pudiera ver de quien se trataba, poco racional estaba siendo, pero sus celos mandaban en est