—Somos tus primos, ¿no te acuerdas cuando jugábamos fútbol de pequeños? —comentó Andrés divertido.
—Sí, me acuerdo. Me diste una paliza, Andrés —respondió Sebastián y se dieron una palmada en el hombro.
—Y ellos tres son mis hijos —comentó María orgullosa.
—Mucho gusto, aunque creo éramos más...
—Ustedes eran bebés, me parece —comentó divertido Sebastián.
David: Y yo soy David, él se llama José, y él se llama Matías.
—Un gusto —respondió Sebastián y todos se sentaron en la mesa para comer. Era como si fueran una familia y Sebastián se sintió muy unido y bienvenido en ese momento. Hablaron de varias cosas, como la familia, y se rieron di