#40:
Bradox se mantuvo estático, resistiéndose a ceder. Le costaba dar el paso porque no quería herir a Millie. Sabía, que castigarla era una cosa, y humillarla iba mucho más allá de lo que había planeado.

Sin embargo Caroline volvió a pegar los labios a los suyos, esperando que demostrara su autoridad, y él finalmente acabó devolviéndole el beso.

La angustia se apoderó de Millie.

¡Oh, no! ¡No, por Dios!

¡Él y esa zorra se estaban besando!

No, no...

Él no sería capaz de llegar tan lejos. Aquello era demasiado mezquino incluso para él, se dijo en un intento desesperado por calmarse. Entonces escuchó algo más que unos besos, escuchó también el chasquido de una tela al desgarrarse, y de repente una presión espantosa aplastó su pobre corazón. Se quedó totalmente congelada.

¡Bradox no solo se estaba tirando a esa zorra, sino que lo estaba haciendo justo encima de ella como si ella fuera realmente una mesa! Las lágrimas cayeron por sus mejillas a medida que notaba el vaivén de las embestid
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