Luego de ver cómo Alejandro abandonaba el apartamento, Eva pudo soltar un respiro de tranquilidad, aunque no era una tranquilidad genuina, no, era algo extraño, ya que la chica estaba aún sin palabras, por lo que acababa de escuchar de viva voz de aquel hombre.
Tratando de no pensar más en el tema, Eva fue a dormir, al día siguiente le esperaba un largo día y sí, definitivamente le esperaba un largo día.
A la mañana siguiente, no estaba preparada para la serie de acontecimientos que podrían cambiar su vida.
Mientras todo aquello se desarrollaba en el nuevo apartamento de Eva, en el apartamento de Alejandro, el hombre estaba recostado en el sofá de su sala de estar.
El hombre se maldecía una y otra vez, por haber sido tan impulsivo, se maldecía por no haber cerrado la boca, si ya lo había hecho por años, ¿Cómo demonios pudo dejarse llevar por los celos?
- ¡Maldita sea! – dijo el hombre lleno de frustración.
Él acababa de dejarse expuesto a lo que la otra persona pensara y eso, eso, sabí