Eva estaba perdida en sus pensamientos, cuando les solicitaron sus documentos, ella con mano temblorosa los entregó. Alejandro entendió perfectamente que arreglar lo que estaba sucediendo sería complicado, pero no podía permitirse dejar que Eva terminara en manos de Sergio, más conociendo su historial y el terrible pasado de aquella chica.
- Bien, los revisaremos y, si todo está en orden, en un momento los llamamos. -dijo la secretaria, revisando que todo estuviese completo.
Habían pasado al menos 20 minutos, ambos permanecían en silencio. Alejandro pensaba en la mejor manera de romper el silencio, pero, por más que lo pensara, sabía que cualquier cosa que dijera, Eva, la tomaría como burla, sarcasmo o recordatorio de lo que días atrás había dicho por error.
- Muy bien… Alejandro Mendoza y Eva Díaz, por favor, acompáñenme, pasaremos a la firma del certificado de matrimonio.
Ella inmediatamente se levantó, caminó sin esperar a Alejandro, al entrar, vio una oficina, decorada con flores,