Serena despertó al sentir una mirada pesada, ella se había quedado dormida después de tanto llorar. Al abrir sus ojos, le dolían, pero más le dolió la fría mirada con la que el hombre que estaba delante de ella la recibió.
- ¿Qué demonios le dijiste a Eva? Por una puta vez, deja de mentir… Ya te lo dije, para mí no significas nada, todo lo que teníamos terminó.
Serena trató de hacer uso de su nombre y con voz entrecortada dijo:
- Sal de mi maldita habitación… Yo no te he pedido estar aquí, yo no pedí que me cuidaras, ¡LARGATE! ¡VETE! ¡VETE AL DEMONIO!
Una enfermera al pasar escuchó los gritos y escuchó cómo los equipos comenzaron a sonar, así que entró, topándose con una mujer convulsionando y un hombre sin saber qué hacer.
- ¡SEÑOR! ¿QUÉ SUCEDIÓ? ¡SALGA! ¡SALGA DE AQUÍ! –decía la enfermera mientras llamaba a los médicos para atender a la mujer que no paraba de convulsionarse.
Alejandro sintió un escalofrío recorrer cuando vio que no era una actuación y que la mujer a la que acababa de