19. La llamada
Christa Bauer
Justo cuando abrí la puerta de la asistencia, escuché que la señora Esther me llamaba desde la planta baja. Salí hasta el balcón para verla.
—Dígame, señora Esther…
—Christa, esta mañana llegó una carta. Es de una tal Maggie…
Apenas escuché el nombre, corrí escaleras abajo hasta llegar junto a ella. Me entregó la carta, y mi rostro se iluminó de inmediato. Desde hacía días la esperaba; en ella, Maggie me contaría si todo había salido bien con su bebé.
La abrí frente a la mujer y comencé a leer. Una enorme sonrisa apareció en mi rostro, y conforme avanzaba en la lectura, esa sonrisa no hacía más que crecer.
—¿Son buenas noticias? —preguntó.
Asentí, emocionada.
—Mi amiga acaba de tener un varoncito. Está sano, y el parto salió bien. Desearía estar con ellos ahora mismo… —dije con un dejo de nostalgia. En verdad los extrañaba mucho, a ella y a Bruno.
Mi sonrisa alegre se transformó en un puchero.
—¿Por qué no vas a verlos? —me preguntó la señora Esther.
Entrecerré los ojos