— ¡No lo puedo creer! — dije mientras era abrazada con fuerza por los brazos de quien tanto había extrañado. De mis ojos caían lágrimas, y noté que él también comenzó a llorar. — Te he echado tanto de menos.
— No más que yo — respondió soltándome del abrazo y mirándome a los ojos.
—¿Estás bien? ¿Y N