Todos irradiaban poder.
Pero ninguno llenaba el espacio como él.
Cassian estaba en el centro con los brazos cruzados y la mirada fija en los ancianos que habían comenzado la reunión.
No decía nada.
No necesitaba hacerlo, bastaba con su presencia para que los ancianos no se atrevieran a levantar la voz sin su aprobación.
Él era un Alfa como todos, pero era evidentemente más fuerte y peligroso. Aún no sabía qué era lo que lo hacía distinto y eso la preocupaba.
Katherine estaba a su lado, sentada en el único sillón vacío junto al suyo. Aquellas reuniones no eran frecuentes en su manada, y cuando las había, de todas maneras, no se sentía intimidada, porque era solo su familia la que estaba en el poder o los tíos con los que había crecido.
Pero este era un nuevo mundo para ella, uno que no entendía del todo.
Y extrañamente parecía estar olvidándose de su pasado.
—Debemos hablar de los reportes del Sur. Se han encontrado cuerpos. Manadas arrasadas. Señales de magia oscura.
Cassian giró l