La forma lupina fuerte, poderosa e imponente de Alfa Randolf comienza a arruñar con sus zarpas al rey que se mantiene con su orgullo intactohaciendole frente de lleno.

Mientras tanto, el pequeño cachorro grita desesperado envuelto en la oscuridad, pero Alena se levanta del suelo y comienza a correr hacia el vacío.

—¡No, no, no! —grita ella, desesperada, con la visión borrosa al encontrarse observando la nada. —¡Johana, Johana, lo alcanzaste! —grita ella al mismo tiempo que observa cómo su joven amiga se encuentra en una saliente del risco con el pequeño en los brazos, aunque se encuentra sentada.

Envuelve al pequeño cachorro con una fortaleza que la tranquiliza.

—¡Quédate ahí, por favor! —dice Alena, desesperada. — ¡Voy a bajar por ti! ¡Voy a recuperarlos! ¡Voy a ayudarlos!

¡Pam!

En ese momento, Alena recibe un golpe del costado.

—¡Ah! —dice ella al salir desprendida por los aires y derrapando en el suelo ante una embestida directa de Irvin, haciéndola golpearse en la cabeza con una