—Te gusta este lugar, ¿verdad? — Allegra le hablaba a su hija que venía entretenida admirando las calles de Berlín
—Si, es muy bonito — decía muy admirando todo lo que veía
Doblaron la esquina y se toparon con una pareja la señora era rubia y el hombre tenía el cabello de un curioso color rojizo grisáceo
—¿Allegra? — dijo la pareja al unísono sorprendidos eran los señores Frida y Benedict Zimmermann
—Allegra…. ¡oh Allegra! — la señora Frida se lanzó a los brazos de una pelirroja sorprendida
—¿Mamá? ¿Papá? — decía sin saber que hacer
Los señores Zimmermann Vivian en Viena, y Allegra no sabía que hacían en Berlín
—¿Qué hacen aquí? — decía con sorpresa
—Venimos como turistas, dicen que aquí hay un restaurante muy bueno de Ramen— decía contenta la señora Frida
—Me da gusto volver a verlos— dijo con una sonrisa
—¿Por qué te fuiste así? — decía algo consternado el señor Benedict— aquel día solo llegamos y vimos una nota y tú ya no estabas
—Pasaron muchas cosas— dijo simplemente— n