Capítulo 2

—Dile adiós a este mundo engendro…— decía con la taza pegada a los labios lista para tomarse el té e inducir el aborto…

Tomó un sorbo del té y apenas el líquido tocó su lengua sus papilas gustativas reaccionaron, el té tenía un sabor horrendo, era simplemente asqueroso y lo escupió… al poco rato después volvió a intentarlo, pero no lo hacía… no tenía el valor ni el corazón para hacerlo…

Ya llevaba 10 minutos así… y simplemente no se atrevió a tomárselo y terminó tirando el té en el fregadero…

—¡¿Por qué no puedo?!— decía enojada…

Suspiró con pesar…

—Bien, engendro, ya que no tengo el valor suficiente para deshacerme de ti, creo que lo más conveniente es que me vaya de aquí— decía mientras empacaba sus cosas— me iré a algún otro lado, así mis padres no sufrirán la vergüenza de tener una hija embarazada con la cual cargar…

Empacó sus cosas, tomó sus ahorros y con lo que le habían devuelto de la universidad seguro bastaría para un par de días… decidió ir a Múnich…

Le costó adaptarse a Múnich, ya que a la hora de que comenzó a buscar trabajo apenas se enteraban que estaba embarazada le cerraban las puertas, había reconsiderado la opción de abortar, pero sabía que no tenía el corazón para hacerlo… estaba desesperada, hasta que vio la luz al final del túnel, fue a pedir trabajo en una de las delegaciones de una empresa grande Richter & Hoffmann Corp.

La casa matriz de esa empresa estaba ubicada en Berlín, Alemania; le habían dado trabajo sin importar que estuviera embarazada y no desaprovechó la oportunidad y así poco a poco iba saliendo adelante.

Sabía que su “engendro” no tenía la culpa, pero ella tampoco la tenía, el único culpable fue aquel muchacho de ojos negros penetrantes que ni siquiera había visto bien, ni sabía cómo se llama ni nada, todo había sido culpa suya.

Debido a que no tuvo el valor ni el corazón para abortar decidió tener al bebé y se le ocurrió darlo en adopción, había ido a una casa de asistencia y había acordado que apenas naciera el bebé lo daría en adopción, pero debía ir a revisarse regularmente para comprobar que todo estuviera bien y así llegó a su primera revisión

Cuando en el hospital la pasaron, la doctora la atendió muy bien…

—¿No quieres verlo? — decía la doctora extrañada ya que Allegra se ponía el brazo en los hombros para no ver la pantalla

—Solo quiero saber si está bien, es todo…— decía con fastidio…

—Está muy bien… será un bebé grande, aunque aún no se puede ver bien si es niña o niño, estás de 4 meses apenas, pero tiene sus piernas cruzadas, esperemos que el siguiente mes que vengas se verá con más claridad… mira, escucha…— de pronto se empezaron a escuchar pequeños latidos, lo que llamó la atención de ella

—¿Eso es su corazón? — decía sorprendida…

—Si— decía sonriente la doctora— y mira ahí está su cabeza y sus manos y sus piernas… es un bebé muy sano…

—Gracias— dijo al salir del hospital

—Qué bueno que estés bien engendro… así no habrá problemas a la hora de darte en adopción…

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6to. Mes

Esta era la tercera revisión de Allegra con la ginecóloga… después de la revisión iría a una cita con los de asistencia social para firmar los papeles de consentimiento de adopción para los nuevos padres de su “engendro”, había decidido no tener ningún contacto con él o ella después de entregárselo a los nuevos padres…

—Un gusto volver a verte, Allegra… vamos a ver cómo va ese bebé— la doctora revisaba a Allegra y ella ponía atención a la pantalla— mira, Allegra— había emoción en la voz de la doctora— es una niña… tendrás una niña

Allegra veía con atención a la pantalla y veía como su “engendro” que resultó ser niña se movía en su interior. Cuando terminó la revisión fue con los de asistencia social a firmar los papeles.

Los padres de la niña serian Antón y Emma Wagner…

—¿Estas consiente de que estas firmando y una vez que el bebé nazca se lo tendrás que dar a los señores Wagner y no podrás volver a tener ningún contacto con él? — preguntaba por última vez la asistente social a Allegra que tenía el documento en frente y pluma en mano

—Estoy consiente…— dijo fríamente…— y es una niña…

—Escuchaste, Antón… tendremos una niña— le decía la mujer a su esposo

Ambos eran de cabello negro obscuro y ojos castaños, aunque él tenía la piel un poco más obscura que ella.

—También estoy emocionado, Emma— decía con una radiante sonrisa…

—Como sea…— dijo Allegra indiferente al ver la muestra de afecto de la pareja que serían los futuros padres de su hija— ahí está… cuando nazca la tendrán, llevo 6 meses, no tendrán que esperar mucho— dijo levantándose para luego salir de ahí.

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En otro lado de Alemania, en un lugar asqueroso, sucio y obscuro, que eran los adjetivos calificativos para una celda de prisión estaba un pelinegro sentado en su cama de su celda.

Llevaba meses encerrado ahí y cada día que pasaba le daba más miedo, el primer día que llegó se seguía sintiendo el “intocable” Noah Hoffmann, como si el mundo girara en torno a él y todos tenían que obedecerle, como estaba acostumbrado.

Pero para su sorpresa no fue así, el primer día en prisión incluso lloró del miedo. Los presos le habían dado la bienvenida a la prisión con una buena golpiza que le dejó un ojo morado, dos costillas rotas y el labio partido… ese día lloró como nunca había llorado en su vida.

Pasaban los meses y cada día era peor, siempre viviendo con miedo de que alguien pudiera matarlo, no tenía amigos, la comida era un asco total y al recordar que tenía que pasar ahí los siguientes 5 años de su vida lo hacía tener más miedo, nadie iba a visitarlo, ni siquiera Paul, su mejor amigo, excepto una vez le llegó una carta que decía

Noah:

Espero que este tiempo en prisión te sirva para reflexionar sobre los errores que cometiste en el pasado, me duele mucho el que estés ahí, hermano, de verdad, pero no me dejaste opción. Mil veces te dije que estudiaras, que no te metieras en esa vida de drogas, putas y alcohol, pero nunca me hiciste caso.

Espero que este tiempo ahí encerrado te sirva de lección para que reflexiones sobre lo que has hecho mal en tu vida anterior y espero que después de esto que vivirás sepas apreciar más la vida que es un privilegio y no debes malgastarla.

Noah, soy Paul… le quité la carta a Klaus para decirte, ahora yo, unas cuantas cosas… eres un idiota y que al fin me atreví a decirle a Sophia lo que siento por ella y me ha dicho que también me quiere y ahora somos novios … nos casaremos muy pronto y estoy muy feliz y como te dijo Klaus, no debiste meterte en esas cosas, idiota, mil veces te dije que la zorra de mi prima no te iba a llevar a nada bueno… eres un imbécil.

Noah, soy Thelma, la mamá de Paul… ahora yo quiero decirte algo, he hablado con tus padres y ellos están muy tristes por ti… pero por petición de Klaus, para que aprendas la lección no iremos a visitarte en todo el tiempo que estés ahí, pero ten por seguro que una vez que salgas, te estaremos esperando en la puerta para llevarte a casa…

Noah, cielo, soy mamá… de verdad me duele mucho que estés pasando por todo esto, pero espero que te sirva a modo de reflexión y reacciones y veas la vida de una manera distinta cuando salgas de ese horrible lugar y todos te estaremos esperando con los brazos abiertos, mi amor, no olvides que te amo, cielo.

Noah, soy tu padre… la verdad hijo, me decepcionas, esperaba más de ti, eres muy listo, pero no creía que fueras tan estúpido como para caer en esa mala vida, estoy muy decepcionado de ti.

Noah, te queremos mucho.

Atentamente

Klaus Hoffmann

Paul Müller…

Thelma Müller…

Genevieve Hoffmann

Bruno Hoffmann

—Lo siento…— decía el mencionado llorando…— de verdad lo siento…

—Miren la nenita está llorando…— decía uno de los matones de la prisión…— te quitaron tu muñeca nenita…

—No me molestes, quieres…— le dijo muy enojado…— no estoy de humor para escuchar tus estupideces

—No me hables así, maldito…— dijo comenzando a golpearlo…

La pelea comenzó, a Noah le estaba Dando una golpiza, pero no se quedaba atrás, también le estaba propinando una buena paliza al tipo…

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8vo. Mes

—Engendro, deja de moverte, no me dejas dormir…— decía enojada

Eran las 4 am y la bebé no había dejado de moverse en todo el día…

—Eres un fastidio, ¿lo sabias? — le dijo bufando ruidosamente…— espero que seas justa y tampoco dejes dormir a tus futuros papás … con ellos estarás mejor que conmigo…— de pronto comenzó hablarle como una mamá amorosa,

Desde que estaba embarazada no le había hablado a la bebé más que para maldecirla y decirle cosas para nada agradables, pero esta vez era diferente, le hablaba como una madre amorosa que esperaba ansiosa el nacimiento de su hija…

—Con ellos no sufrirás — comenzó a acariciar su prominente vientre…— ahora que lo pienso, no te he comprado nada… por lo menos debo comprarte una muda de ropa para cuando nazcas y una cobijita, ya de lo demás se encargarán tus nuevos papás, supongo que para entonces ya hasta tendrán pintado tu habitación y cosas así…

De pronto la bebé dejó de patearla…

—¿Te gusta que te hable? — sintió una patadita como si fuera una afirmación…— mañana iremos a comprarte tu primera muda de ropa y una cobijita y pañales y supongo que un biberón y leche para tu primera noche en el hospital…— sintió otra patadita…— vas a ser feliz con tus nuevos papás, nena…— era la primera vez que no la llamaba engendro en todo lo que llevaba de su embarazo…— verás que sí, serás muy feliz con ellos y te cuidarán bien y te darán la vida que yo no puedo darte…

De pronto comenzó a sentir dos pataditas, que se convirtieron en 6, en 9, en 12 y así iban aumentando en número y en intensidad…

—Tranquila— se acarició el vientre de nuevo— tranquila, nena, todo va a estar bien— las patadas se calmaron de pronto

No sabía por qué, pero ya estaba acariciando su vientre con ternura mientras cantaba en voz alta una canción de cuna y el bebé dejó de moverse…

A la mañana siguiente como había dicho fue a comprar las cosas que la bebé ocuparía en su primera noche en el hospital… a los días siguientes se había encontrado bien, le habían dado ya su incapacidad por maternidad en el trabajo…

Un día estaba viendo la televisión un rato cuando de pronto sintió un dolor muy fuerte en el vientre y cuando se incorporó comenzó a correrle agua por las piernas, su fuente se había roto… el día había llegado… al fin nacería su “engendro” …

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