Demetrio salió al pasillo y ya Abby estaba rondando en la segunda planta buscándolo.
— ¡Aquí estás! Ven conmigo, debes tener hambre — Le dijo con una bonita sonrisa.
— ¡Oh, sí, muero de hambre! — Canturreó tomándolo del brazo.
Demetrio la tomó de la mano y al bajar las escaleras se toparon con muchas personas, Abby se sintió un poco intimidada.
— No sabía que había tanta gente aquí…
— Si ves hacia fuera, hay varios ofidios, varias alas en esta propiedad, la mayoría de las personas que ves aquí vive en esas áreas, pero este es el edifico principal, y de día funcionan ciertas dependencias… algunas relacionadas con la Compañía, y otras con oficios propios de la manada.
— Ah… comprendo…
— Ven, vamos a la cocina…
Di