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capitulo 2. mi luna me da vergüenza

Drago parpadea reiteradas veces al entender lo que estaba sucediendo, sus labios se entreabren un poco debido al asombro del descubrimiento.

En eso alguien toca la puerta de su oficina ocasionando que su frío corazón se paralizara al instante y segundos después observa la puerta abrirse y es cuando sus ojos se ensanchan enormemente.

No se lo podía creer, traga saliva al mismo tiempo que suelta los documentos que tiene en las manos, pero de la nada su secretaria ingresa en su oficina ocasionando que él frunciera el ceño.

—¡Señor su comida esta lista! —él mira a su secretaria y no comprende que estaba pasando.

¿Por qué su secretaria despedía aquel olor?

Era imposible, ella llevaba trabajando para él muchos años, encima de eso era una loba si ella… el CEO niega, no podía ser ella, conocía muy bien su aroma.

—¿Qué demonios está pasando?

—Disculpe señor.

—Tu aroma, es diferente —la mujer ensancha la mirada al escucharlo —. ¿Qué demonios pasó?

—Señor…

Él la mira de abajo hacia arriba y sigue sin comprender porque ella olía de esa manera. Drago se pone en pie mientras que observa severamente a su secretaria, tensa la mandíbula debido a que no le agrada que sea ella quien huela así.

—No lo sé señor —la chica camina hacia él con rapidez para depositar la bandeja en la mesa y retroceder inmediatamente —. Disculpe señor, lo dejare solo.

Drago la ve salir de su oficina tan rápido que no pudo ni detenerla, sin embargo, su mirada se afino un poco más al percibir que aquel aroma que tanto le gustaba se había quedado encerrado en su oficina.

—¡¿Qué diablos?!

Ahora se daba cuenta de que no era su secretaria la que expedía ese aroma, entonces, ¿Quién rayos era? ¿Y dónde estaba?

El CEO huele profundamente hasta que se detiene en seco y lentamente baja la mirada hacia la charola de metal que se encontraba bajo sus narices, vuelve a fruncir el ceño al mirar la tapa de la misma.

En esta yacían algunas gotas de agua que se habían deslizado por la misma, frota una de ellas con el dedo para llevarlo a su nariz y de inmediato sus pupilas se dilatan y todo su organismo reacciona ante esa simple gota de agua.

—¡No es agua!

Aquello definitivamente no era agua, era sudor, la transpiración de una persona. Y esa persona era la que le llevo la comida.

—Esto debe ser una m@ldita broma.

El pelinegro se desploma en su silla mientras observa aquellas gotas de agua, ese aroma lo debilitaba tanto que sentía que no era nadie. No era posible que la persona que llevará ese olor tan delicioso sea su luna.

—Apareció después de tanto tiempo.

[…]

—¡Ufffs! He terminado.

—Parece que pudiste hacer todas las entregas el día de hoy, quizás no eres tan débil como pensé —Samanta observa al cocinero desde la distancia.

—Creo que eres un sujeto muy pesado.

—Sera mejor que te acostumbres si quieres conservar este empleo.

—Ya me voy…

Samanta coge su bolso, dispuesta a salir de aquel café, estaba realmente cansada y lo que menos deseaba era tener que seguir escuchando ese loco cocinero.

Ya tenía con todos los reclamos que recibió por parte de ese montón de lobos estúpidos, como era humana la trataron como si no valiera nada. Era increíble que esas cosas actuaran de esa manera.

Mira por encima de su hombro y se preguntó si el cocinero también era un hombre lobo, era bastante pedante para ser un simple humano. Ella niega y sigue su camino, que le importaba si era un salvaje o no.

Ese tipo de personas no merecían que ella malgastara su tiempo pensando en ellos en ningún sentido, la verdad es que prefería que no existían.

—Los humanos somos mejores personas —musita.

—¡Eh niña! —Samanta voltea —. Has dejado la comida.

—¿Qué comida?

—Después de cada jornada te llevas un poco de comida a casa, siempre lo hacemos con todas las camareras.

La joven se sorprende al mirar la vianda en las manos del cocinero, muerde levemente sus labios al mismo tiempo que camina de vuelta hacia él.

—Gracias.

—Siempre y cuando hagas un buen trabajo recibirás tu comida.

—No soy un perro callejero.

—¡Claro que lo eres! Adiós niña.

Ella mira al sujeto alejarse mientras que siente que su sangre hierve por dentro, ¿Qué clase de personas eran esos hombres lobos? Con esas palabras que dijo ese hombre le quedaba muy claro que era un lobo.

—Arrogante y pedante… cree que es mejor que los humanos.

Samanta se da la vuelta y avanza hasta su casa, no tenía dinero así que le tocaba caminar. Al menos hasta que recibiera su primer pago.

Por lo menos tendría algo de comida, solo esperaba que pudiera pagarle lo antes posible para poder cancelar las rentas atrasadas de la habitación donde se estaba quedando.

Mientras camina, piensa en toda esa gente que atendió en ese edificio. Todos lobos, prepotentes y para ella eran unos asesinos que defendían a otros asesinos. Era increíble como existía un bufet de hombres lobos para defender a lobos que asesinaron a seres humanos.

—¡Que injusto es! Todos los hombres lobos son unos salvajes de lo peor.

Algo distraída cruza la calle y unas poderosas luces blancas iluminan su rostro que la detiene en ese instante, Samanta se atiesa dónde estaba manteniendo los ojos cerrados sin saber lo que había pasado con su cuerpo.

Ese coche definitivamente la atropellaría.

—¿Qué rayos haces allí parada? —al escuchar aquella voz ella abre los ojos de par en par y es cuando observa a un imponente hombre de traje frente a ella.

Las luces blancas aun iluminaban su figura poderosamente y la de ese hombre extraño también.

—¿Te hice una pregunta?

—No me atropello.

—Yo no te veo en el piso ensangrentado, ¿o sí?

La prepotencia con la que le respondía era pesada, Samanta frunce el ceño al mismo tiempo que regresa a la acera.

—No le parece que viajaba muy rápido.

—Y tú no crees que has cruzado la calle de manera estúpida, ¿Qué demonios tenías en la cabeza?

Samanta guarda silencio, pero en ese instante que no dice nada es cuando vislumbra mejor al hombre ante ella.

Era muy alto, y con porte refinado. Su contextura era fuerte y hasta le pareció algo dominante, la joven traga saliva en seco debido a aquellos pensamientos para con un extraño.

Luego mira el coche y se percata de que era un auto muy lujoso y costoso, vuelve la vista hacia él y recae en cuenta de que ese hombre tenía ser millonario.

Ella mira con detenimiento los movimientos de él ya que se aproximaba a la acera, Samanta retrocede un poco debido a la cercanía.

En ese instante es cuando ella se percata de la misteriosa mirada de ese sujeto, el color de sus ojos eran de un azul tan intenso que la intimido de inmediato. Su cuerpo se paralizo sin obedecer ninguna de sus órdenes.

No entendía lo que le estaba pasando, era como si la hubiera hipnotizado con tan solo mirarla de cerca. Samanta traga saliva y como pudo lleva la mirada hacia otro lado.

—Yo… ya debo irme.

Drago observa a esa chica ante él y se sorprende enormemente, tan solo era una joven humada, sin fuerza, ni poderes… era débil.

¿Cómo es que una débil humana era su luna?

¿Qué clase de juego estaba jugando la diosa de la luna?

¿Cómo se le ocurrió enviarle a una simple humana como pareja destino?

Le enfurecía aquella situación, él no deseaba a esa humana como pareja. Era imposible que la tomara, sin embargo, si la rechazaba su fuerza se iría a la mi3rda. Se debilitaría de por vida sin tan solo rompe el m@ldito hilo rojo del destino.

Pero él era un alpha de sangre pura, el más poderoso de los unidos dos alpha que restaban. No tenía tantas opciones, no obstante, si los demás se enterasen que su luna era una humana sería el hazmerreír de todos incluyendo al desgraciado de Otto.

Ese lobo era tan miserable, a pesar de ser un alpha no era tan poderoso como lo era él. Sin embargo, si encontraba a su luna y procreaba hijos con ella su puesto como alpha líder quedaría en segundo plano.

El imbécil de Otto se proclamaría como líder y eso no estaba dispuesto a permitirlo.

Observa a esa chica rubia ante él, era tan desgarbada, se le notaba a simple vista que no soportaría llevar en su vientre al hijo de un alpha, sospechaba que podría hasta morir durante el proceso.

Niega mentalmente, no podía tomar a esa mujer como pareja, era inútil.

—¿Cómo te llamas?

—¡Y eso a usted que le importa!

Samanta cruza la calle corriendo al mismo tiempo que mira hacia atrás para verlo a él, el CEO la ve desde la acera, luego lleva la vista hacia la estación de autobús.

—¿Por qué no coge el transporte? —frunce la mirada.

[…]

El susto fue lo que la impulso a alejarse de ese hombre, si no hubiera sido por eso se queda plantada en aquel lugar como idiota.

—Joder, que miedo.

Su cuerpo paso por un horrible escalofrió en ese momento, ese extraño le produjo una serie de sensaciones que le costaba descifrar en ese instante.

No obstante, no dejaba de recordar esos ojos azules. Realmente poseía unos ojos muy bellos y atractivos que, aunque no negase le atrajeron mucho.

Y es allí cuando se detiene.

—Pero ¿qué es lo que estoy pensando? ¿Cómo que me atrajeron? Debo estar loca, quizás es la falta de comida en mi organismo que me hace pensar estupideces.

Sonríe un poco y camina, cruza una esquina que la acercaba a casa. Finalmente iba a descansar, el cansancio que tenía no era normal.

Cuando ve la residencia donde vive corre hacia la misma, ya era muy tarde para andar por allí caminando sola… ingresa en la casa encerrándose en la misma.

Posteriormente un coche negro aparca a una distancia prudente de la residencia, Drago mira desde el interior de su coche donde esa chica había entrado. La siguió por un buen rato y se sorprendió de todo lo que tuvo que caminar para poder llegar a su casa.

—Es un barrio peligroso.

Le sorprendía que viviera en ese sector, casi no había humanos por allí, la mayoría eran lobos.

Luego ve que encienden una luz en aquel pequeño edificio y asume que es allí donde ella dormía, no era un edificio de apartamentos, aquello eran cuartos rentables.

El CEO niega y luego pone en marcha el coche, era una humana curiosa a pesar de todas las cosas negativas que la rodeaban.

[…]

—¿Humana? ¿Está seguro señor?

Drago no responde, se limita a mirar su escritorio mientras que su beta quien era su mano derecha en la empresa le pregunta.

—Izan, si te digo que es una humana es porque lo es, ¿Cuál es la parte que no comprendes?

—Lo siento mi señor. Es que me sorprende lo que me dice.

—Yo también estoy sorprendido por lo que la diosa de la luna ha hecho, ¿Cómo se le ocurre enviarme a una humana insignificante?

El joven beta, asiente.

—¿Y qué es lo que piensa hacer con ella?

—No lo sé, aún.

—El señor Otto aun no encuentra a su pareja, he investigado y continúa buscándola.

—Eso no me da alivio, en cualquier momento puede aparecer y ese no dudara en poseerla así esta fuese una humana. Con tal de hacerse más poderoso hará lo que sea.

—Señor, ¿Y porque no toma a la humana? No puede rechazar la voluntad de la diosa de la luna.

Lo estuvo pensando toda la m@ldita noche, pero le daba vergüenza que un alpha de su linaje se involucre con una simple humana. Y encima de que esta le cachorros híbridos.

—¿Te has puesto a pensar en cómo nacerían mis cachorros?

Izan piensa en la pregunta de su alpha y era algo razonable, sus cachorros no serían lobos fuertes, y hasta quizás nazcan humanos.

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