Pov Keira Corrí hacia Ethan para ayudarlo a levantarse; se veía tan mal como los otros. Creo que recibió una prueba de su propia medicina. Trataba de no reírme; no era lo correcto, pero no podía evitar sacar una sonrisita de mi cara al ver cómo esa mujer simplemente lo doblegó. —Lo siento… amor… yo… —Tranquilo, no te esfuerces. Tomé las ropas que me pasó la doncella y lo ayudé a vestir. Lo guié hasta una silla para sentarnos, esperando que esto no vaya a formar otra enorme pelea. —Me alegra verlos a todos ya mejor. No podemos perder la calma en estos momentos, sobre todo tú, príncipe Ethan. Entiendo que estás molesto y frustrado, pero a lo salvaje no resolverás nada. Escuché su gruñido bajo, así que coloqué mi mano en su pecho para lograr calmarlo. —Veo que saliste igual a tu padre… en la mayoría de las cosas. —¿Tú qué sabes? Solo eres una niñita —respondió Ethan con veneno; no sé qué se trae. —Soy mucho mayor que tu padre, jovencito. Te sorprenderías. Pasó de largo con la
Pov Keira ¿Cómo puedes luchar contra algo que simplemente no puedes tocar? Esa era la pregunta que nos hacíamos todos con nuestras expresiones, dándonos cuenta de que nuestro enemigo no sería nada fácil de destruir. —Mis visiones llegan hasta aquí; necesitarán estar juntos si piensan ganar—. Ella se giró hacia Xantea, que permanecía en silencio. —Es momento de que tomes lo que es tuyo. Mis hermanos te ayudarán; debes estar en tres días en tu Reino. Una vez que la luna en el cielo desaparezca, da el golpe final, Xantea, o será muy tarde. Ella asintió, abrazándose a sí misma mientras sus compañeros se acercaban para dejar un beso en cada lado de su cuello, donde llevará sus marcas. —Los demás, retírense. Déjenme a solas con Ethan y su compañera. La cueva volvió a su estado natural; todos comenzaron a salir, dejándonos a los tres solos. —Acerquense. Ethan tomó mi mano, guiándome hasta el borde del estanque, donde pude admirar a los peces, mejor. —Sé lo que buscas, Ethan,
Pov Ethan Hoy era el día; por fin regresaríamos a casa después de tanto. No es que fuera mucho, pero se sintió como una eternidad. Parado frente a la reja que nos separa del mundo exterior, recorro el lugar con la mirada: el bosque denso que pronto nos recibirá, la suave brisa moviendo sus hojas verdes mientras los primeros rayos de sol iluminan el cielo. Me doy la vuelta mirando la manada, dos magníficas estructuras que te permiten ver la inmensidad desde las alturas. La cascada que cae en medio de ellas crea una humedad que flota en el aire, convirtiéndose en un arcoíris cuando los rayos del sol la acarician. Cierro los ojos, dejando que el frío matutino calme mis músculos tensos y el remolino de pensamientos sobre lo que se viene. Se puede percibir en el aire la oscuridad, la tensión palpable de una guerra que ya está a las puertas, de una guerra que dejará a su paso más destrucción que esperanza. Espero que la Diosa nos ayude porque esto no será fácil. —Ethan. Abro los oj
Pov Keira Avanzar tanto en el día como en la noche ya no era seguro. Hay más movilizaciones de esas bestias con garras y grandes colmillos. No se veían igual que la última vez; parecían más grandes, más siniestras, con una energía abrumadora. Nos escondimos entre algunos arbustos más allá de ellos. Teníamos el viento a nuestro favor y la luna hoy estaba totalmente oscura, lo que significa que Xantea ya debe estar dando su golpe. «Ojalá lo logre», dice Alba. Ethan analiza con cuidado sus movimientos, lo que hacen, cómo se mueven y por qué. Alba da algunos pasos acercándose a él, tratando de ver algo, pero somos las más bajas de todo el grupo. Sus garras afiladas acarician nuestro pelaje con suavidad, aunque toda su concentración esté en lo que tenemos al frente. Veo que sus ojos brillan; debe estar comunicándose con Mara. Yo solo puedo permanecer en la oscuridad por ahora. Un suave empujón me anima a seguir; una vez que Anouk avanza, vamos tras él. No los estamos evitando; lo
Pov KeiraEl bosque entero resuena con garras y colmillos, enviando una amenaza clara hacia nosotros.Tratan de intimidarnos, esperando a que nos detengamos a toda costa.Entre las sombras hay algo más que se mueve con la brisa que bate las hojas con fuerza, una energía que no pasa desapercibida.Se mueve rápido, trata de cortarnos el paso y, si no hacemos algo pronto, nos rodearán.Desesperada, miro a Ethan, esperando que entienda lo que quiero decirle; sin embargo, no hay respuesta, no hay nada.Alba está menguando, puedo sentirlo en sus músculos cansados, en sus resoplidos erráticos tratando de soportar el ardor que nos atraviesa a ambas.El primer eco de un rugido llega a mis oídos, luego el golpe de su cuerpo al caer sobre la tierra. Nos tienen, ya nos tienen.Pronto, toda la brisa se detiene de golpe, el ambiente a nuestro alrededor se vuelve frío y el aire tan denso que se te hace casi imposible respirar.Giramos hacia un lado para ver la niebla alzándose a nuestro alrededor, c
Pov KeiraLlegamos al Reino de Artron, cansados, agotados y con algunos golpes por el difícil camino.Los primeros en recibirnos fueron los guerreros que, al ver a Ethan, se inclinaron pasándole una capa para que se cubriera.—Ella está herida, por favor, que la vea un sanador, de preferencia mujer— se la entregué a una doncella, mirando cómo se alejaba, toda tensa y asustada, observando a todos los hombres que caminan de un lado a otro.El castillo ya estaba listo, al menos por fuera; por dentro no estoy segura.—Keira, ayúdame con esto.Tomé el bolso que me dio Mara mientras ella ayuda a caminar a su compañero. Ethan logró calmarlo, pero eso no significa que su poder esté estable.—Delta Mara— se acercó un guardia trotando hacia ella—, el príncipe nos ordenó guiarlos hasta adentro para que descansen. Dijo que se quedarían aquí hasta que… el Alfa pueda recuperarse.Seguimos al guardia hasta adentro del castillo; todo parecía estar tal como lo recuerdo cuando estuve aquí limpiando los
Pov Leina ¿Un mensaje de Ethan para mí? Dejo los documentos que estaba revisando para ir a recibirlo. Supongo que Bastian ya debe estar con él recibiendo lo demás de Artron. No entiendo para qué mandó a llamar a Deiros si va a estar con la cabeza enorme pensando en que sus hombres no harán el trabajo bien. Bajo las escaleras caminando hacia el salón del trono. La primera que veo, fuera de la larga fila de doncellas que tengo detrás es a la compañera de Deiros. —Espérenme aquí. —Pero, Reina… —Si creen que Bastian es cruel, aún no me conocen. Se detienen de inmediato con la cabeza abajo. Odio que Bastian me tenga así; es desesperante tener tanta gente conmigo. —Fuera. Se dieron la vuelta y, por un momento, me sentí mal de haberlas tratado así. «Eres una Reina tirana, a mí no me engañas» «Cállate, Ava». «¿Ves? No culpes a los cachorros, tú eres así de nacimiento, jajajaj…». La ignoré y llegué al lado de Lina; su postura, de inmediato, fue de miedo. Bastian se encargó de int
Pov Ethan —En este punto están los pasillos que llevan a los refugios ocultos bajo tierra. Son profundos, diría que bastante. Tienen tres entradas de aire que están colocadas de una forma que nada podría sellarlas. —¿Qué más? —Hay varios refugios más regados por el Reino, unos más grandes que otros, todos cercanos a los pueblos en dado caso de que haya una invasión… Su voz se redujo al darse cuenta de algo: el Reino entero fue casi destruido sin tiempo de nada. Es obvio que no estaban totalmente preparados para una invasión o eran demasiado confiados para siquiera pensarlo. Hay mucho trabajo por hacer; se necesita un mando aquí o terminar de unificar los Reinos, cosa que llevaría a reclamar las tierras de nadie en medio de ambos Reinos y acabar con lo que haya en medio. Aunque dudo que lo haya después de la guerra. —¿Qué hay de los suministros? —pregunta mi compañera, tocando un punto que ni yo había pensado. —No sabemos cuánto dure esta guerra; durante ese tiempo no pueden qu