Pov Leina
No sé que voy a hacer con estos dos, Bastian solo estaba riéndose con orgullo, viendo a Ethan como si eso fuera una gran hazaña.
—No me mires así, es nuestra princesa y ningún mequetrefe va a venir a reclamarla; primero tiene que demostrar que es tan fuerte y capaz como su padre.
Hombres, no puedo con ellos.
Los cuatro nos quedamos juntos por el resto de la noche. Ethan se quedó dormido con su cabecita apoyada en mi pecho, cerca de su hermana, hasta que Bastian lo cargó con cuidado, acomodándolo del otro lado.
Coloqué a nuestra pequeña Juliette, así la llamamos, a mi lado, nuestros cachorros en medio de nosotros.
—Descansa, mi Luna, yo cuidaré de ustedes.
Al final fue él quien se quedó dormido, así que aproveché y me levanté a pesar del malestar. Caminé hasta el balcón, mirando la luna en lo alto.
Una suave brisa llegó de algún lado, acariciando mi mejilla. No se sentía frío el tacto, todo lo contrario.
—Gracias, madre, por la familia que me diste—. Me giré