La madre de Valen, la Anciana Elena, salió lentamente, aferrándose a ese maldito contrato de pergamino.
Su voz sonaba más fría y distante de lo que él jamás había escuchado. —¿Vienes a buscar a Valen para esa ridícula ceremonia de unión? ¿O quizás a preguntar por qué Valen no le entregó simplemente el título de Luna a tu "pura e inocente" Sofía?
Carlos captó el fuerte sarcasmo en sus palabras y se le tensó la garganta. —¿Dónde está ella? —Preguntó con voz ronca—. ¡¿Dónde demonios está Valen?!
—Eso, alfa Carlos, es una pregunta que ya no tienes derecho a hacerme. De hecho, tengo una pregunta para ti, ¡futuro alfa de Bosque Negro!
La Anciana Elena se burló. De repente, levantó la mano y lanzó el contrato de pergamino sobre la mesa de piedra frente a Carlos.
—El "rescate" que esa escoria de Sombra Nocturna exigió fueron dos conjuntos de hierbas y suministros raros, ¡eso sería suficiente para que escaparan a salvo! ¡Di todo lo que tenía por la seguridad de mi hija Valen! Y Diego y tú, ¡pro